Historia Judía

         La historia judía comenzó alrededor de 1900 a.C.E. (hace 3920 años) con Abraham, que vivió en Ur, en Mesopotamia, lo que ahora es Irak. Se mudó a Harán, en lo que ahora es Siria. Respondiendo a una llamada divina, viajó a Canaán, es decir, lo que ahora es la tierra de Israel. Abraham era hebreo, al igual que su hijo Isaac y su nieto Jacob. Jacob fue más tarde llamado Israel, y sus 12 hijos se refieren por lo tanto como hijos de Israel, o israelitas. Judá, uno de los hijos de Jacob, fue el antepasado del pueblo judío. Aproximadamente 1600 a.E.C. (hace 3.620 años), José, otro hijo de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos, fue transportado a Egipto, obtuvo su libertad y finalmente se convirtió en virrey de Egipto. Debido a una hambruna en la tierra de Israel, su padre y sus hermanos más tarde se unieron a él y se reconciliaron. La situación económica de los israelitas en Egipto era muy buena durante aquella época.

            Algún tiempo después del fallecimiento de José y sus hermanos, algunas generaciones más tarde, el faraón de Egipto se mostró muy desfavorablemente dispuesto hacia los israelitas y su posición social y económica disminuyó drásticamente y finalmente fueron esclavizados. Después de 400 años de esclavitud, en aproximadamente 1200 a.E.C. (hace 3220 años), por intervención divina, los israelitas salieron de Egipto, bajo el liderazgo del profeta Moisés. Ellos viajaron a Canaán, luego llamada la tierra de Israel. En el camino, ocurrió el mayor evento en la historia israelita y judía, que fue la revelación de Dios en el Monte Sinaí antes de todo el pueblo reunido de Israel, y la entrega de la Torá (que significa “enseñanza” en hebreo).

            Bajo el sucesor de Moisés, Josué, los israelitas entraron en la tierra de Israel. Después de eso, siguieron aproximadamente 200 años de guerra entre los israelitas, los cananeos, filisteos y otros, antes de la conquista final de la tierra bajo el rey David. El reino de Israel comenzó con el rey Saul, aproximadamente 1000 a.E.C. (hace 3.200 años). Continuó con el rey David y el hijo de David, Salomón. El rey Salomón supervisó la construcción del Templo de Jerusalén. Era muy importante, porque la vida religiosa del pueblo tenía en aquella época un punto focal.

            El rey Salomón construyó un imperio que se extendía hasta el norte del río Éufrates en lo que ahora es Irak, y abarcaba todo lo que ahora es Israel, la mayor parte de lo que ahora es Jordania, y una gran parte de la Siria actual.

            Después de que el rey Salomón murió en aproximadamente 900 a.E.C. (hace 2,920 años), hubo una división en la nación. Ahora había dos reinos: el reino del norte, formado por las 10 tribus del norte, llamado Israel (o Efraín, después de una de las tribus principales), con su capital en Siquem (Samaria) y el reino del sur, Judá, con su capital en Jerusalén, compuesta por las tribus de Judá, Benjamín y algunas de la tribu de Leví. Los dos reinos a veces lucharon entre sí, y a veces se aliaron con los grandes poderes de la época, es decir, Egipto o Asiria, en un esfuerzo por derrotar al otro.

            Aproximadamente 725 a.E.C. (hace 2.745 años), el reino del norte, el reino de Israel, fue conquistado por los asirios (originarios de la parte norte del Irak actual y de la parte oriental de la Siria actual). Muchos de sus habitantes, especialmente las clases altas, fueron exiliados y nunca regresaron. Se cree que se asimilaron a las poblaciones de la actual Afganistán y Pakistán. Solo el reino del sur, Judá, quedó sin conquistar.

            El reino de Judá fue conquistado, a su vez, por los babilonios, aproximadamente 585 a.E.C. (hace 2.605 años). Las clases altas del reino de Judá fueron llevadas al exilio en Babilonia (la parte sur del actual Irak). Sin embargo, a diferencia de los antiguos habitantes del reino del norte, no se asimilaron. Aproximadamente 70 años después de que los judíos fueron reubicados por la fuerza a Babilonia, los persas (los habitantes del actual Irán) conquistaron a los babilonios. Ciro, rey de Persia, permitió y alentó a los exiliados de Judá a regresar al reino de Judá y reconstruir el Templo de Jerusalén, lo cual hicieron. Este templo se conoce como el Segundo Templo.

            El período del Segundo Templo duró aproximadamente desde 500 a.E.C. (hace 2520 años) hasta aproximadamente 70 E.C. (hace 1950 años). Fue marcado por una monarquía restaurada, que era semindependiente de las grandes potencias de la época, convirtiéndose al principio en una provincia del Imperio persa.

            Alrededor de 334 a.E.C. (hace 2.354 años) Alejandro de Macedonia (un país al norte de Grecia) derrotó a Persia. Conquistó la mayor parte de lo que había sido el imperio persa, inclusive la provincia de Judá. Después de la muerte de Alejandro en aproximadamente 323 a.E.C. (hace 2.343 años), su imperio se dividió entre sus generales. El reino de Judá cayó bajo el dominio del general Seléucis y sus sucesores del imperio seléucida. La capital del imperio seléucida era Seleucía sobre el Tigris, una ciudad ubicada cerca del actual Bagdad, Irak. El imperio seléucida, en su apogeo, se extendía desde la actual Grecia hasta la frontera occidental de la actual India. Inicialmente, el imperio seléucida no intervino mucho en los asuntos internos del reino de Judá, que era una provincia dependiente del imperio. Sin embargo, los gobernantes del imperio seléucida hicieron esfuerzos continuos para imponer la cultura griega sobre todo su imperio, como una forma de lograr la unidad del imperio. Con el paso del tiempo, los judíos que adoptaron la cultura en mayor o menor medida, también llamados “helenistas”, se enfrentaron cada vez más con los judíos tradicionales que rechazaban casi todos los aspectos de la cultura griega y eran defensores de la observancia completa de la Torá. Esto condujo a una guerra civil entre los helenistas y los tradicionalistas. 

            Finalmente, en 167 a.E.C. aproximadamente (hace 2.187 años aproximadamente), Antíoco IV Epífanes, el entonces gobernante del imperio seléucida intervino en esta lucha interna, y sus fuerzas atacaron a Judá para someterlo más plenamente. Las fuerzas guerrilleras de Judá bajo el mando de los hermanos macabeos y su padre, Matías, un sacerdote, se encontraron inicialmente con muchos reveses, pero finalmente expulsaron a las fuerzas seléucidas en 160 a.E.C. (hace aproximadamente 2.180 años) y volvieron a re-dedicar el Templo de Jerusalén.

            Con el transcurso del tiempo, el imperio seléucida decayó y finalmente fue derrotado por los romanos bajo el mando del general Pompeyo en el año 63 a.E.C. (hace aproximadamente 2023 años).

            Inicialmente los romanos no intervinieron en los asuntos internos de Judá. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, los judíos se volvieron más y más inquietos a medida que el dominio romano se volvió más opresivo.

            Muchos ciudadanos del imperio romano se convirtieron al judaísmo. Se estima que aproximadamente el 10% de la población del imperio romano se convirtió al judaísmo. Dado que la población del Imperio Romano era de aproximadamente 70 millones, por lo tanto, se estima que alrededor de 7 millones de personas se convirtieron al judaísmo. Entre los conversos había muchas mujeres romanas aristócratas.

            Con el transcurso de tiempo, el dominio romano sobre Judá se volvió más opresivo y finalmente en 66 E.C. (hace 1954 años aproximadamente), los judíos se rebelaron. Inicialmente, los romanos no tomaron en serio la revuelta y enviaron solo una pequeña fuerza que no era de sus mejores soldados. Entonces, fueron derrotados por los judíos, que en ese momento estaban unidos. Más tarde, los romanos enviaron una gran fuerza de élite. Además, en ese momento, las diversas facciones entre los judíos ya habían comenzado a luchar entre sí.  Entonces las fuerzas romanas bajo el comandante Tito (quien más tarde se convirtió en emperador, a la muerte de su padre, Vespasiano) lograron un éxito rotundo. Devastaron completamente a Judá, destruyeron el Temple de Jerusalén y expulsaron a los habitantes, en 70 E.C. (hace aproximadamente 1.050 años).

            Los judíos expulsados de la tierra de Judá en el año 70 E.C. (hace unos 1.950 años) viajaron por dos rutas paralelas.

            Un grupo viajó a través de Babilonia (actual Irak meridional) al norte de África, España, los Balcanes y al resto de lo que más tarde se convirtió en el mundo musulmán. Además, en el norte de África, algunos de los habitantes originales (que vivían allí desde mucho antes de la conquista musulmana en los años 640-650 C.E.), los bereberes, se convirtieron al judaísmo.

            El otro grupo fue a Roma, al norte de Italia y luego a Francia y a Alemania y finalmente a la Europa central y oriental. Se estableció una comunidad judía en Colonia, Alemania, en 321 E.C. (hace aproximadamente 699 años). Además, un grupo bastante grande de Sorbios (una tribu pagana que vivía en el este de la actual Alemania/ en el oeste de la actual Polonia) se convirtieron al judaísmo acerca del año 900 E.C. (hace aproximadamente 1120 años).

            El principal centro de aprendizaje y civilización judía desde el año 70 E.C. (aproximadamente hace 1.950 años) hasta aproximadamente 1.000 E.C. (hace 1.020 años) que se centró en los yeshivot de Sura y Pumbedita en Babilonia (el sur del actual Irak). Un yeshivá (singular de “yeshivot”) es una academia de estudios judíos. El Talmud, un comentario extremadamente largo y extenso sobre las leyes de la Biblia judía y un registro de los debates en los yeshivás de Babilonia, finalmente se escribió en 500 E.C. (hace 1.520 años).

            Los judíos se extendieron por muchas partes de la Europa occidental. Establecieron comunidades en Inglaterra desde aproximadamente 1066 E.C. (hace 954 años), a raíz de la invasión normanda de Inglaterra.

            Las Cruzadas fueron una guerra emprendida por cristianos contra musulmanes por el control de la “Tierra Santa” (un área que abarcaba la mayor parte de los actuales Israel, Jordania, Líbano y Siria). Duró desde 1096 E.C. hasta 1291 E.C. (desde 924 hasta 729 años atrás). Las Cruzadas resultaron en una fuerte opresión y persecución de los judíos de Europa occidental. Las persecuciones comenzaron en el área de Renania de Alemania en 1096 E.C. Continuaron durante varios años y también en varios otros países europeos. Además, los judíos fueron expulsados de Inglaterra en 1290 C.E. (hace 830 años).

            En contraste con la opresión y la persecución de los judíos de Europa occidental, fue la situación de los judíos de España. Los judíos se habían establecido en España desde antes de la época romana. Después del declive del poder romano y con la conquista de España por los visigodos a partir de 409 E.C., los judíos fueron perseguidos por los cristianos visigodos. Esta situación cambiaría en 711 E.C. a raíz de la conquista musulmana. A los siete años de su desembarco cera de Gibraltar en 711 E.C., los musulmanes habían conquistado la gran mayoría de la península ibérica, a excepción de una pequeña área en el extremo noroeste. En particular los gobernantes musulmanes pensaban que los judíos eran sujetos útiles, ya que eran comerciantes, médicos y artesanos.

Desde 711 E.C. hasta 1215 E.C., y en particular desde 915 E.C. hasta 1215 E.C., florecieron la literatura religiosa judía, la poesía en lengua hebrea, la filosofía judía y muchos otros aspectos de la vida religiosa y cultural judía. A diferencia de los cristianos, que se opusieron fuertemente al judaísmo debido a su rechazo a Jesucristo, los musulmanes pensaban que el judaísmo era una religión monoteísta, a quien se le permitía subsistir. Los judíos generalmente eran mucho mejor tratados por los gobernantes musulmanes que por los gobernantes cristianos. España se convirtió en un importante centro religioso del judaísmo. Esto se sumó a la creciente prosperidad de gran parte de la población judía.

Sin embargo, a lo largo de casi cinco siglos, las fuerzas de los reinos cristianos empujaron hacia el sur, conquistando los diversos reinos musulmanes. Esto fue facilitado por las relaciones a menudo frenéticas entre los reinos musulmanes y por las disensiones entre los musulmanes establecidos en España y las dinastías del norte de África que ocasionalmente los apoyaban.

En 1215 E.C., en la batalla de Las Navas de Tolosa, las fuerzas cristianas lograron una gran victoria sobre las fuerzas musulmanas. Esto marcó el principio del fin para los reinos musulmanes y el principio del fin para las comunidades judías de España, aunque el final no llegaría hasta casi trescientos años después. Para 1245 E.C., aproximadamente el 80% del área de España estaba ocupada por las fuerzas de los reinos cristianos. Una pequeña área alrededor de Granada sobrevivió como estado musulmán hasta 1492, en gran parte debido a las disensiones entre los reinos cristianos, también debido al apoyo ocasional de los emiratos y los reinos del norte de África.

Finalmente, en 1492, las fuerzas cristianas combinadas bajo los soberanos Fernando e Isabel conquistaron el (por aquel entonces) pequeño reino de Granada. A los gobernantes de Granada se les permitió irse. A los judíos de España, que en ese momento sumaban unos 250.000, se les ordenó abandonar España a menos que se convirtieran al cristianismo.  La Inquisición había sido instituida en 1478 por el rey Fernando y la reina Isabel y la iglesia católica, supuestamente para combatir a los judíos que presuntamente influenciaban a los judíos que previamente se habían convertido al cristianismo para regresar al judaísmo. Con el tiempo, la Inquisición se volvió extremadamente despiadada, buscando judíos no convertidos y persiguiéndolos, así como aquellos judíos que se habían convertido al cristianismo y de quienes se sospechaba que volvían al judaísmo.

Los 200.000 judíos que huyeron de España se establecieron en el imperio turco otomano, en el norte de África, Italia y viajaron tan lejos como los Países Bajos y, finalmente incluso al noreste de Brasil y al noroeste de México.

Algunos de los judíos que fueron expulsados de Inglaterra (en 1290 E.C.), de Francia (en 1394 E.C.), así como los judíos que fueron perseguidos en Alemania durante el siglo XIV, emigraron a Polonia durante el reinado de Casimir III a su invitación, durante el periodo de 1330 a 1370 E.C. y posteriores.

En Europa, entre 800 y 1100 E.C., los judíos no formaban parte del sistema feudal; la iglesia cristiana todavía estaba un tanto desorganizada. Los príncipes, obispos y reyes locales protegían en gran medida a los judíos, ya que a menudo les prestaron dinero. Por lo tanto, los judíos a menudo no enfrentaron persecución a gran escala o sostenida, con la excepción del período de las Cruzadas (que duró de 1096 a 1291).

Después de 1100 E.C., una clase de comerciantes, prestamistas, administradores y médicos comenzaron a desarrollarse entre un pequeño sector de la población cristiana de Europa. Estas personas competían con los judíos, ya que realizaban funciones similares en la sociedad que anteriormente eran la única ocupación de los judíos. Esto resultó, a largo plazo, en una disminución de las fortunas para los judíos, tanto socialmente como financieramente, y como resultado los judíos sufrieron. Además, a medida que la Iglesia se organizaba más, hacía campaña más activamente contra los judíos. Las Cruzadas, que duraron desde 1096 E.C. hasta 1291 E.C., también resultaron en una fuerte opresión de los judíos de Europa por los cristianos y en muchos casos terminaron en expulsiones de varios países de Europa occidental.

Polonia-Lituania fue, desde el siglo XIV hasta el siglo XVII, un lugar donde muchos judíos vivían en relativa prosperidad y relativa seguridad. Sin embargo, durante el levantamiento de los cosacos bajo el mando de Chmielnicki en 1648, muchos judíos fueron asesinados. Además, muchos judíos murieron durante las guerras suecas en 1655. Como resultado, muchos judíos comenzaron a regresar a Europa occidental. A lo largo del siglo XVIII, Polonia se debilitó progresivamente, y a fines del siglo XVIII, su territorio se dividió entre el Imperio ruso, el Imperio austrohúngaro y el Reino de Prusia.

Durante el período comprendido entre 1300 y 1600, el imperio turco otomano dominó el Medio Oriente y el norte de África, y los judíos de esa región disfrutaron de cierto nivel de prosperidad y seguridad.

Desde principios del siglo XVIII, Europa occidental comenzó a modernizarse y volverse más secular. El comercio, el descubrimiento de nuevas tierras (que ya habían comenzado desde el siglo XV) y los inicios de la revolución industrial se combinaron para crear sociedades más pragmáticas, menos ideológicas y mas abiertas. Eso benefició a los judíos.

A lo largo del siglo XVIII, nuevas ideas comenzaron a desarrollarse en Europa occidental. Las ideas de progreso y gobierno constitucional fueron características principales de la ilustración británica, mientras las ideas de libertad, igualdad y fraternidad fueron características de la ilustración francesa. En gran parte de la Europa occidental, se extendieron las ideas de la ilustración. A raíz de la revolución francesa, estas ideas se difundieron aún más y los ejércitos de Napoleón las hicieron cumplir en otras partes de Europa. Incluso después de que Napoleón fuera derrotado en 1815, estas ideas persistieron y fueron implementadas en menor o mayor grado por varios gobiernos europeos. La iluminación europea permitió la liberación física de los judíos de Europa occidental de los guetos. Esto les permitió unirse a la sociedad europea dominante. El sistema anterior de autogobierno comunitario judío desapareció en la mayoría de los países de Europa occidental y los judíos lograron la ciudadanía plena en aquellos países. En Europa del Este, es decir, en el Imperio ruso y en la parte oriental del Imperio austrohúngaro, los judíos todavía estaban oprimidos y eran pobres.

Los judíos de Europa occidental estaban en camino de asimilarse a la sociedad circundante. Hubo varios movimientos dentro del judaísmo que comenzaron a surgir, especialmente en Alemania, en reacción a la liberalización y la secularización de la sociedad. El movimiento reformista abogó por los servicios religiosos principalmente en alemán, el uso de un coro y muchos otros cambios en el servicio religioso tradicional. En reacción a estos cambios importantes, los judíos tradicionales reaccionaron y desarrollaron su propio movimiento, más tarde llamado judaísmo ortodoxo. En el medio había un grupo de reformadores moderados, bajo el liderazgo del rabino Zacharias Frankel, quien tomó una posición intermedia con respecto a la ley religiosa judía. Este último grupo se llamaba judaísmo histórico-positivo. Mucho más tarde, en los Estados Unidos, a fines del siglo XIX, se conoció como el judaísmo conservador.

A pesar del hecho de que muchos trabajos y profesiones ahora estaban abiertos a los judíos, y muchos judíos progresaron considerablemente en ellos, todavía había un fuerte corriente subyacente antijudío en la mayoría de las sociedades de Europa occidental. El siglo XIX en Europa fue un siglo dominado por el romanticismo y el nacionalismo. Hubo una exaltación del orgullo nacional dentro de la mayoría de los países europeos. Un efecto secundario de esto fue perpetuar el prejuicio antijudío, ahora rebautizado como “antisemitismo”. El término “antisemitismo” fue inventado por un alemán en 1879. El mismo era antisemita. En la teología cristiana, un judío podría, al convertirse al cristianismo, borrar su identidad judía.

Según la ideología antisemita, con su clasificación seudocientífica de los judíos como raza, incluso si un judío se convirtiera al cristianismo, nunca podría dejar de ser judío y, por lo tanto, nunca podría asimilarse en la sociedad europea. Por lo tanto, de acuerdo con la ideología antisemita, el judío siempre ajeno a Europa y, por lo tanto, era “natural” que el judío fuera objeto de odio. Esta ideología atraía a personas celosas y odiosas que estaban celosas del avance material y social de los judíos en la sociedad europea del siglo XIX. Las viejas actitudes cristianas antijudías tampoco habían desaparecido por completo, sino que se complementaban con esta odiosa ideología basada en la raza. La mayoría de los judíos que avanzaron socialmente y materialmente no eran exteriormente religiosos y, de hecho, varios incluso se habían convertido al cristianismo. Entre los muchos judíos alemanes (o alemanes de origen judío que se habían convertido al cristianismo) que fueron prominentes en muchos sectores de la sociedad alemana, incluyeron a Karl Marx, Félix Mendelssohn, Heinrich Heine, Sigmund Freud y Albert Einstein. A pesar de eso, el antisemitismo racial continuó sin disminuir en la sociedad alemana.

En el sureste de Europa, en el Media Oriente y en la África del Norte, en el transcurso del siglo XIX, el imperio turco otomano estaba en decadencia. Algunas de las nacionalidades del sudeste de Europa bajo el dominio otomano comenzaron a luchar por la independencia. Una de las primeras revueltas ocurrió en la actual Grecia, que culminó con el establecimiento de un estado griego independiente en 1821. En 1830, los franceses conquistaron una gran parte de la actual Argelia (en el norte de África). Muchos judíos en la región comenzaron a europeizarse. Los judíos de la región comenzaron a seguir la cultura europea y comenzaron a estudiar idiomas europeos y establecieron escuelas que siguieron los planes de estudio europeos. En 1870, los judíos de Argelia recibieron la ciudadanía francesa, que fue denegada a los argelinos de fe musulmana. En otras partes de Oriente Medio, el cambio se produjo mucho más lentamente.

Desde mediados del siglo XIX, y cada vez más desde la década de 1880, se desarrolló el movimiento sionista. Fue un movimiento político establecido para fundar un hogar nacional para los judíos en lo que entonces se llamaba Palestina, que cubría la mayor parte do lo que había sido el antiguo Israel, y era un distrito del imperio turco otomano. A lo largo de los siglos, una pequeña comunidad judía siempre había existido en Palestina, complementada por varios inmigrantes judíos religiosos del este de Europa y de Yemen y de otras partes del Oriente Medio, que emigraron a Palestina desde el siglo XVI en adelante. Sin embargo, esta comunidad se mantuvo pequeña y dividida. El movimiento sionista fue un movimiento político en gran medida secular, que se desarrolló en respuesta a la opresión en Europa oriental y al antisemitismo social en Europa occidental. En el curso de la primera guerra mundial, las fuerzas británicas que pertenecían a la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia) conquistaron parte del Medio Oriente del imperio otomano, entre los cuales se encontraba Palestina. Eso condujo a la ocupación británica de Palestina. En 1917, el gobierno británico emitió la Declaración Balfour, que declaró, en parte: “El gobierno de Su Majestad ve con favor el establecimiento, en Palestina, de un hogar nacional para el pueblo judío.”

A medida que el siglo XIX dio paso al siglo XX, la lucha de siglos entre Gran Bretaña y Francia por la dominación europea llegó a su fin. Sin embargo, la competencia industrial y militar entre Gran Bretaña y Alemania se intensificó considerablemente. Finalmente, en 1914, estalló la guerra entre la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia) y la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia). Se convirtió en la primera guerra mundial, ya que EE.-UU. y Japón entraron del lado de la Triple Entente, y Turquía entró del lado de la Triple Alianza. La primera guerra mundial terminó con la derrota de la Triple Alianza.

Después de la primera guerra mundial, las economías del mundo comienzan a recuperarse lentamente. Las principales economías de Europa occidental y EE. UU. Se sobrecalentaron en 1929 y los mercados bursátiles colapsaron, dejando a millones sin trabajo. Este giro alimentó el crecimiento de los partidos fascistas y comunistas en muchos países. Ambos abogaban por regímenes totalitarios; los fascistas defendían el totalitarismo de derecha y los comunistas defendían el totalitarismo socialista.

Ya había estallado una revolución en Rusia en 1917, que destituyó el régimen zarista autocrático que había gobernado Rusia durante más de 300 años y estableció la Unión Soviética (Unión de Republicas Socialistas Soviéticas). La Unión Soviética estaba en contra de cualquier tipo de religión, pero no era oficialmente antisemita, aunque los viejos prejuicios antijudíos de los rusos persistían bajo la superficie.

Poco después de la primera guerra mundial y en la década de 1920 hubo combates entre comunistas y fascistas en Alemania. En 1933, en gran parte como consecuencia de la pobreza de la era de la Depresión de Alemania y su derrota en la Primera Guerra Mundial, el partido nazi, un partido fascista, llegó al poder con Adolf Hitler. El antisemitismo asesino virulento era parte de sus principios básicos.

Al llegar al poder en Alemania, el partido nazi se hizo cargo rápidamente de toda la administración del gobierno y obligó a todos los demás partidos a abandonar el parlamento. Comenzó a trabajar de inmediato en sus objetivos de rápida industrialización y militarización. Estos objetivos fueron necesarios para apoyar la búsqueda alemana de dominación de toda Europa.

Otro objetivo de los nazis era aniquilar a los judíos de Europa. Primero, los judíos de Alemania fueron despojados de todo su estatus y posesiones, lo que indujo a muchos de ellos a escapar a otros países europeos y a América del Norte. Luego, después de que estalló la Segunda Guerra Mundial y especialmente después de la invasión alemana de Rusia, que comenzó en junio de 1941, los ejércitos alemanes fueron seguidos por los SS, una fuerza paramilitar nazi que comenzó el arresto de judíos, seguida por su segregación en guetos y eventual deportación a campos de concentración donde fueron asesinados por gas venenoso. En el transcurso de la guerra, aproximadamente seis millones de judíos fueron masacrados por los nazis por tortura, hambre, ejecución y gases venenosos.

Al final de la guerra, de una población judía mundial anterior a la guerra de 16 millones, solo quedaban 10 millones. Muchos de los sobrevivientes del genocidio nazi emigraron a Palestina, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica y otras partes de Europa occidental.

Después de que terminó la Segunda Guerra Mundial, el asentamiento sionista en Palestina, que había estado creciendo en fuerza desde la década de 1920, recibió el apoyo de varias naciones extranjeras. En 1948, las Naciones Unidas, por mayoría de votos, dividieron Palestina en una sección judía y una sección árabe. El estado de Israel fue proclamado en la sección judía el 14 de mayo de 1948. Al día siguiente, Israel fue atacado por siete ejércitos árabes. Sin embargo, Israel sobrevivió y prosperó. 

            Israel ha peleado varias guerras con los árabes- en 1948, 1956, 1967, 1973, 1982 y 2006. A pesar de eso, Israel ha sobrevivido y prosperado. En 1973, Israel y Egipto firmaron un tratado de paz. Esto fue seguido por un tratado de paz entre Israel y Jordania en 1994. En los últimos años, las relaciones entre Israel y varias naciones árabes, incluida Arabia Saudita y otros estados del Golfo, han mejorado considerablemente. Esto se debe en gran parte a la creciente rivalidad y animosidad entre Arabia Saudita y otros estados del Golfo, por un lado, e Irán y Siria por el otro.

            En los últimos treinta años, Israel ha crecido y prosperado económicamente. Es el hogar de muchas compañías de alta tecnología y compañías de investigación agrícola de clase mundial. Su industria turística también ha prosperado.

            La población judía mundial ha crecido muy lentamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. De 1945 a 2020, la población judía mundial aumentó de 10 millones a 14,7 millones.